En la recepción de Bezimena se dan a mi parecer dos fenómenos curiosos. En primer lugar que se categorice esta obra como cómic, cuando prescinde de muchos de los elementos estructurales que caracterizan al cómic como tal. No hay viñetas, no hay bocadillos, no hay arquitectura de página, no hay una arquitectura secuencial como tal. Nos encontramos más bien ante un álbum ilustrado para adultos. Esto no desmerece la obra en absoluto, pero conviene hacer la aclaración.

En segundo lugar, la crítica ha destacado que esta obra se sumerge en la psique, en la enfermedad, del agresor sexual. Esto es, ¿qué es lo que pasa en su mente que lo lleva a cometer estos actos? Éste es un discurso peligroso. Corremos el riego de equiparar al agresor sexual con el enfermo mental, cuando en la mayoría de casos, lo que provoca las agresiones sexuales, generalmente del hombre sobre la mujer, son las relaciones de poder asimétricas entre ambos sexos. Está claro que nos encontramos ante una obra de ficción y que la autora puede optar por el discurso que quiera. La responsabilidad recae en la prensa a la hora de presentar el contenido de la obra entre los lectores. Es decir, no describe la mente del agresor sexual, sino que describe la mente de un tipo minoritario de agresor sexual.

Dicho esto, la obra de Nina Bunjevac es elegante, bella, tal vez demasiado estática, y muy fría y distante. A su dibujo, sin caer en la exageración, le gusta la carnosidad y el volumen. A Nina Bunjevac le gusta dibujar turgencias y se siente muy cómoda retratando la belleza y la sensualidad del cuerpo femenino.

Bezimena ha formado parte de la Selección Oficial del Festival International de la Bande Dessinée de Angoulême 2019 y ha recibido el Premio Artémisia. En España también se puede disfrutar de Patria, su obra anterior de corte autobiográfico, publicada por Turner.